¿Cómo se puede medir la verdadera estatura de un ser humano?

Bueno, si se habla de mediciones antropométricas de la estatura es relativamente fácil hacerlo cuando la persona está dentro de los parámetros “normales”. Basta tener un patrón de comparación, que puede ser la muy conocida cinta métrica –o sencillamente- algún otro artilugio humano que permita emitir un criterio de cuantificación válido.

Sin embargo es perfectamente entendible reconocer la complejidad que encierra realizar mediciones de la estatura o grandeza espiritual y moral de un ser humano gigantesco. Hablamos de alguien a quien no es posible abarcar con nuestros brazos, ni siquiera con nuestra imaginación, pues sus dimensiones físicas, morales, éticas, revolucionarias, solidarias, y humanas son “infinitas”.

Este es el caso del Gigante Fidel. Siento mucha pena manifestar mi escepticismo al plantear que jamás podrá ser evaluada la verdadera estatura de este hombre, que como dijera el buen poeta, es un ser venido desde otra galaxia, un forjador, un paradigma inigualable…

En todos estos años Fidel ha sido para nosotros, además de un líder, un gran educador. De él aprendimos a pensar con justicia y ser solidarios con los demás, de él aprendimos que cuando se cree en una idea justa se es consecuente con ella hasta el final y se lucha por lo que uno cree aunque se esté solo, de él aprendimos que la actitud y el ejemplo personal constituyen la verdadera imagen de un ser humano. Sus inolvidables discursos cada 26 de julio eran verdaderas clases magistrales y un país entero se detenía para escucharlo. Muchas generaciones de cubanos crecimos escuchando a Fidel y aprendimos a verlo como a un padre en el que podíamos encontrar siempre la solución a todo.

Ahora llega a sus 90 años ese gran hombre de voluntad indoblegable, político honesto de espíritu incorruptible que demostró que el ejemplo y la moral son las principales armas de un ser humano. Llega a sus 90 jonrones ese bateador imponchable, invicto y dueño de virtudes que en el mundo de hoy parecen imposibles de hallar.

Fidel ha demostrado a través de sus prolíferos 90 años lo valedero del ideario martiano y de toda la generación que le precedió. Logró –una tras otra- infringir las más terribles derrotas a todos sus enemigos, incluyendo a la implacable señora de la guadaña. Desde su lúcida longevidad es aún referente de fuerza, talento, hidalguía y consecuencia con sus sólidos principios.

La Revolución cubana tuvo lo que no tuvieron otras revoluciones en el pasado, la posibilidad de llegar a la madurez de su proyecto político con su líder al frente. A pesar de que trataron de impedirlo en más de 600 ocasiones, Cuba ha tenido la suerte de tener a Fidel vivo y activo durante todo el proceso de consolidación de su sociedad socialista. Con su sabiduría y su visión casi profética del futuro ha conducido este país por caminos seguros y nos ha traído hasta lo que hoy somos.

No recuerdo un solo evento complicado o difícil de nuestro país en que Fidel no estuviera en primera línea. Girón, la crisis de los misiles o cuanto fenómeno natural pusiera en riesgo la seguridad de su amado pueblo. Lo visualizo entrando por Caibarién tras el paso del Huracán Kate. Que alegría para aquellos humildes ciudadanos residentes en una barriada de pescadores saber que su líder, su ídolo más preciado su verdadero compañero no les abandonaba, es más, les acompañaba con aliento y confianza, aun cuando habían perdido todos los bienes materiales con los que contaban en aquel momento. A ellos les podían faltar muchas cosas en las terribles horas de desasosiego y de tristeza, pero ahí estaba su “amigo”, recordándoles que la Revolución y Él, jamás les dejarían desamparados.

Así también le recuerdo elogiando el trabajo de los consagrados radioaficionados en el pinareño radar de “La bajada”, quienes durante el paso de un devastador huracán, arriesgaron su vida para mantener la comunicación permanente con los órganos de dirección del Partido y del Estado.

Fidel es uno de esos seres maravillosos que a lo largo de la vida nunca prometió algo que no estuviera en condiciones de cumplir, baste recordar: su Alegato “La historia me absolverá”; sus proféticas palabras sobre el triunfo de la revolución cubana cuando parecía un imposible; la supervivencia de la Revolución, aún sin Campo Socialista; el regreso del niño Elián González o el de nuestros 5 queridos Héroes. Algunas de estas profecías parecían imposibles de materializar, y hay otras que inclusive hoy no hemos podido ver hechas realidad; pero no albergo ninguna duda que un día, casi sin acordarnos que Fidel lo predijo, “sucederá” lo increíble.

Recibe las felicitaciones por tu cumple de quienes te amamos sin límites, y para los que Tú eres mucho más que el Comandante En jefe, pues Fidel tú te convertiste en el amigo, el hermano y el padre de todos los cubanos que hoy sentimos la necesidad de expresarte nuestra sincera gratitud.